Una luminiscencia atmosférica excepcionalmente intensa inunda esta escena captada en abril del año pasado, durante una noche de invierno chileno después de la puesta del Sol. La panorámica también está llena de estrellas, cúmulos y nebulosas a lo largo de la Vía Láctea meridional, como las nubes Grande y Pequeña de Magallanes.
La luminiscencia atmosférica se origina en una altitud similar a las auroras y se debe a la quimioluminiscencia, es decir, a la producción de luz por excitación química. Habitualmente registrada por las cámaras digitales sensibles con un tono verdoso, la luminiscencia tanto verde como roja proviene sobre todo de los átomos de oxígeno atmosférico en densidades muy bajas; a menudo aparece en las noches del hemisferio sur.
Aquella oscura noche la intensa luminiscencia atmosférica se podía ver a simple vista pero sin color, como la Vía Láctea. Marte, Saturno y la brillante estrella Antares de Escorpión forman un triángulo a la izquierda. La carretera conduce a la montaña Cerro Paranal de 2.600 metros de altura, así como a los grandes telescopios del Observatorio Europeo del Sur.

Crédito de la imagen: Yuri Beletsky (Carnegie Las Campanas Observatory, TWAN)

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