Como los científicos saben desde hace décadas, la corteza terrestre es una delgada capa de roca sólida que flota sobre un océano de magma. Una capa, además, que está rota en numerosas piezas que a menudo se rozan, chocan entre sí o incluso se montan unas encima de otras en un proceso continuo llamado tectónica de placas.

¿Pero qué ocurre exactamente con los fragmentos que desaparecen al deslizarse bajo otras placas y se sumergen en el interior fundido de la Tierra?

Hasta ahora se pensaba que esas piezas se desintegraban por completo, fundiéndose en el manto, pero según un estudio recién publicado en Nature por un equipo de investigadores del departamento de Ciencias de la Tierra del Instituto Federal Suizo de Tecnología y las universidades de Yale y Texas, esos fragmentos no desaparecen del todo, sino que se debilitan, se doblan y se retuercen como si fueran trozos de plastilina.

Los nuevos modelos desarrollados por los investigadores, además, sugieren que la tectónica de placas, por lo menos en su forma moderna, se puso en marcha ‘solo’ hace unos mil millones de años. La tectónica de placas impulsa terremotos y volcanes, crea cadenas montañosas e islas, y es la razón por la que los continentes de la Tierra, que una vez estuvieron unidos en un único supercontinente, estén ahora separados por los océanos. Sin embargo, aún se desconoce mucho sobre cómo ese proceso funciona exactamente, y se sabe muy poco de lo que sucede cuando una placa se desliza debajo de otra, algo que sucede en las llamadas ‘zonas de subducción’, y desaparece en el manto, la capa media del planeta, de más de tres mil km de grosor.

Para averiguarlo, los investigadores utilizaron modelos informáticos 2D de zonas de subducción y los programaron utilizando las conocidas leyes físicas que explican cómo se comportan los materiales y cómo se deforman las rocas bajo determinadas fuerzas. Después, observaron el modelo para ver qué sucedía en la zona de subducción y compararon sus hallazgos con observaciones reales.

En el nuevo modelo, el fragmento de placa (llamado losa) que se sumerge debajo de otra se dobló abruptamente hacia abajo y se agrietó, pero no se rompió. La flexión también hizo que los granos en la parte inferior de la placa se volvieran cada vez más finos. Al final, las presiones dejaron la placa casi intacta, aunque con muchos puntos débiles.

En otras palabras, las placas no se rompen y, por lo tanto, siguen tirando de las partes que hay tras ellas, «durante mucho tiempo», dice el autor principal del estudio, Taras Gerya. De hecho, la placa puede seguir deslizándose debajo de la otra placa durante cientos de millones de años. Según el científico, las simulaciones coinciden con observaciones e imágenes sísmicas profundas de áreas debilitadas de una zona de subducción en Japón.

El hallazgo sugiere que la tectónica moderna de placas podría no haber comenzado hasta algún momento de los últimos mil millones de años. Si bien una forma primitiva de tectónica de placas puede haber existido mucho antes, entre hace 3.500 y 2 mil millones de años, probablemente fue muy diferente de lo que el planeta experimenta hoy en día. Y hace entre 1.800 y 1000 millones de años, además, hubo un período tranquilo en el que las placas estuvieron prácticamente inactivas.

Con todo, en la comunidad científica sigue habiendo mucha controversia sobre cuándo empezó realmente la tectónica de placas, aunque parece haber un acuerdo en que se produjo en dos fases, una antigua y una moderna, muy diferentes entre sí. Las fechas exactas son difíciles de establecer, ya que no se conoce cómo variaron las temperaturas internas del planeta a lo largo del tiempo, por lo que resulta muy complicado establecer una línea temporal precisa.

Fuente: abc.es

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