El químico William H. Cropper escribió que «Newton fue el genio creador más importante que ha alumbrado la física. Ninguno de los otros candidatos al superlativo (Einstein, Maxwell, Boltzmann, Gibbs o Feynman) ha igualado la combinación de proezas realizadas por Newton como teórico, experimentador y matemático.

Newton no sólo demostró que la luz blanca se descomponía en colores, también explicó lo que era el arco iris, construyó el primer telescopio reflector, formuló el teorema del binomio, introdujo las coordenadas polares y demostró que la fuerza que hacía caer a los objetos es la misma que hace mover los planetas y produce las mareas. Las leyes del movimiento de Newton relacionan las fuerzas que actúan sobre los objetos y el movimiento de los mismos. En gran medida, Newton fue quien inculcó a los científicos posteriores la idea de que el universo se podía comprender en términos matemáticos. Descubrió más facetas del núcleo esencial del conocimiento humano que cualquier otro antes o después de él. Fue el principal arquitecto del mundo moderno y convirtió el conocimiento en algo sustantivo: cuantitativo y exacto. Y formuló principios que nosotros llamamos leyes.

Es justo señalar que en algún momento, entre los siglos XIII y XV, Europa despuntó con respecto al resto del mundo en ciencia y tecnología, ventaja que se consolidó en los 200 años siguientes. Por lo que en 1678, Isaac Newton, precedido por grandes como Copérnico, Kepler y otros, tuvo la gloriosa intuición de que el universo se regía por unas cuantas leyes físicas, mecánicas y matemáticas. Esta idea suscitó la formidable certeza de que todo tenía sentido, todo encajaba y todo lo podía mejorar la ciencia.

Se cree que Newton padeció ataques maníaco-depresivos durante toda su vida. Siempre detestó a su madre y a su padrastro y, de adolescente, los amenzó con quemarlos vivos en su casa. También fue autor de tratados sobre asuntos bíblicos y profecías. Pocos saben que dedicó más tiempo al estudio de la Biblia, la teología y la alquimia que a la ciencia, y que escribió más sobre asuntos religiosos que sobre ciencia natural. Sin embargo, el matemático y físico inglés bien puede haber sido el científico más influyente de todos los tiempos.

Fuente: El libro de la Física – Clifford A. Pickover

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