Aunque sea nuestra estrella más cotidiana, el Sol aún guarda muchos secretos. Por ejemplo, no se sabe a ciencia cierta por qué la atmósfera del Sol (llamada corona) está mucho más caliente que su superficie; o cómo funcionan sus misteriosos ciclos de 11 años. Tampoco se sabe el mecanismo que impulsa el viento solar, del que existen dos tipos: uno ‘lento’, que solo viaja a 400 kilómetros por segundo, y otro mucho más rápido, que dobla esa velocidad. Hasta ahora, todas las hipótesis podían predecir velocidades de 200 o 300 k/s, pero nunca tan altas velocidades. Un nuevo estudio con datos recabados por la sonda Solar Parker Probe, de la NASA, ha encontrado la fuente de este esquivo fenómeno. Los resultados se publicaron en la revista Nature.

La nave espacial es la más rápida construida por la humanidad y la que más se acercará al Sol. Es por ella que ha sido construida para resistir las altas temperaturas de sus alrededores. Aunque aún no ha realizado su mayor aproximación (esto ocurrirá en 2025), ya ha volado lo suficientemente cerca como para detectar la fina estructura del viento solar cerca de donde se genera en la superficie de nuestra estrella, revelando detalles que se pierden cuando el viento sale de la corona en una explosión uniforme de partículas cargadas. Según los autores del estudio, «es como observar los chorros que emanan de la llave de la ducha mientras el agua te golpea en la cara».

Un equipo dirigido por Stuart D. Bale, profesor de física en la Universidad de California, Berkeley, y James Drake de la Universidad de Maryland-College Park, informa que la Parker Solar Probe ha detectado corrientes de partículas de alta energía que coinciden con la supergranulación que fluye dentro de los agujeros coronales, lo que sugiere que estas son las regiones donde se origina el llamado viento solar «rápido» (el que viaja a 800 kilómetros/segundos).

Cambiantes agujeros coronales

Los agujeros coronales son áreas donde las líneas del campo magnético del Sol emergen de la superficie sin retroceder hacia adentro, formando así líneas de campo abiertas que se expanden hacia afuera. Estos agujeros suelen estar en los polos durante los períodos de calma de nuestra estrella, por lo que el viento solar rápido que generan no golpea la Tierra. Pero cuando el Sol se vuelve activo cada 11 años (el próximo pico de actividad tendrá lugar entre finales del año que viene y principios de 2025) a medida que cambia su campo magnético, estos agujeros aparecen por toda la superficie, generando ráfagas de viento solar dirigidas directamente hacia nosotros.

Comprender cómo y dónde se origina el viento solar ayudará a predecir las tormentas solares que, si bien normalmente solo son las causantes de las hermosas auroras boreales, en sus expresiones más violentas pueden afectar a las comunicaciones, los satélites e incluso las redes eléctricas en la Tierra.

«Los vientos transportan mucha información del Sol a la Tierra, por lo que comprender el mecanismo detrás del viento del Sol es importante por razones prácticas en la Tierra», afirma Drake. «Eso afectará nuestra capacidad para comprender cómo el Sol libera energía y genera tormentas geomagnéticas, que son una amenaza para nuestras redes de comunicación».

Fuente: abc.es