Japón ha lanzado esta madrugada la misión Moon Sniper (francotirador lunar) con el propósito de ser el quinto país en colocar un robot en la Luna y resarcirse de paso de una serie de percances en su programa espacial. Se trata de un aterrizador de precisión, cuyo objetivo es posarse a solo unos metros de su objetivo, en vez de kilómetros como es habitual hasta ahora. El cohete también transporta un satélite de investigación para observar el universo desarrollado por la Agencia de Exploración Aeroespacial de Japón (JAXA), la NASA y la Agencia Espacial Europea (ESA).

Después de tres lanzamientos pospuestos por el mal tiempo, el cohete H2-A despegó a la 1.42 (hora peninsular española) desde Tanegashima con el módulo Moon Sniper. Tanto el robot de exploración lunar como el satélite se separaron exitosamente del cohete poco después del despegue, provocando gritos de alegría y aplausos en la sala de control de la misión.

Si todo va como está previsto, Moon Sniper debería llegar a la Luna en un periodo de entre cuatro y seis meses. Entonces, Japón se convertiría en el quinto país en conseguir un alunizaje exitoso, una hazaña que hasta el momento solo han cumplido Estados Unidos, Rusia, China y recientemente India. El país nipón, sin embargo, acumula dos misiones lunares fallidas, una pública y una privada.

Aterrizar donde queramos

El robot lunar, llamado oficialmente SLIM (Smart Lander for Investigating Moon), está diseñado para aterrizar a cien metros del objetivo fijado en el satélite en vez del habitual margen de varios kilómetros, de allí que la misión se apode francotirador lunar.

«Al crear el alunizador SLIM, los humanos harán un cambio cualitativo hacia poder aterrizar donde queramos aterrizar y no simplemente donde sea fácil hacerlo. Esto hará posible aterrizar en planetas de recursos todavía más escasos que la Luna», señaló JAXA antes del lanzamiento. Según la agencia, no hay casos anteriores de aterrizajes de precisión en cuerpos celestes con una gravedad significativa como la Luna.

La Luna suscita un renovado interés en las agencias espaciales de los principales países del mundo. En agosto, una sonda rusa se estrelló contra la superficie del satélite, en la que era la primera misión lunar de Moscú en casi 50 años. Cuatro días después, India conseguía llevar un robot no tripulado cerca del poco explorado polo sur, un éxito histórico para el país más poblado del mundo y su programa espacial de bajo coste.

Los intentos previos de Japón han fracasado, entre ellos uno el año pasado en el que mandó una sonda lunar llamada Omotenashi como parte del programa estadounidense Artemis. Después del lanzamiento de la sonda desde el Centro Espacial Kennedy de Florida, algo falló en la misión y se perdieron las comunicaciones.

La agencia espacial nipona también tuvo problemas recientes con sus cohetes lanzaderas, encajando fracasos en el despegue de su modelo H3 de nueva generación en marzo y en el del habitualmente fiable Epsilon en octubre.

Aterrizaje duro

En julio, una prueba del cohete Epsilon S, una versión mejorada, terminó con una explosión 50 segundos después de la ignición. Y en abril, la empresa emergente japonesa ispace falló también en su intento de convertirse en la primera firma privada en conquistar la Luna tras perder la comunicación con su sonda en lo que llamaron «un aterrizaje duro».

El cohete japonés que despegó el jueves también lleva al espacio la Misión de Espectroscopía e Imágenes de Rayos X (XRISM) desarrollada por JAXA, NASA y ESA.

El satélite de alta resolución observará el viento de plasma de gas caliente que sopla a través del Universo, lo que ayudará a estudiar los flujos de masa y energía y la composición y evolución de los cuerpos celestes.

Fuente: abc.es / Crédito imagen portada: REUTERS