La cima más alta de la Tierra queda enmarcada en este paisaje nocturno de montaña.
El 30 de septiembre, una pila digital de 240 exposiciones hechas con una cámara fija sobre un trípode en un campo base del Everest, captó la cara norte de la montaña del Himalaya en un primer plano iluminado por la luz de la Luna. La secuencia, tomada a lo largo de unas 1,5 horas, también captó los rastros de las estrellas. Reflejando la rotación cotidiana diaria del planeta alrededor de su eje, el movimiento sigue arcos concéntricos centrados en el polo sur celeste, un punto situado muy por debajo del accidentado horizonte. El color de los rastros es una indicación de la temperatura de las estrellas. Los tonos azules provienen de estrellas más calientes y los tonos amarillos y rojizos de estrellas más frías que el Sol.

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