Puede que sea una de las formaciones más «simpáticas» de Marte: el cráter «cara feliz», fotografiado por primera vez en 2007 cerca del polo sur por la cámara HiRISE (Experimento científico de imágenes de alta resolución) a bordo del Mars Reconnaissance Orbiter (MRO), está cambiando con el tiempo, tal y como muestra la última instantánea tomada recientemente por la misma sonda del mismo lugar, cerca del polo sur marciano. Su «sonrisa» ahora es más amplia, si bien el fenómeno poco tiene que ver con el estado anímico de nuestro vecino, sino con la erosión térmica que esculpe poco a poco su superficie.

Ambas imágenes se tomaron en la misma temporada marciana pero con nueve años de diferencia. En la fotografía se pueden observar variaciones de color que se deben a cambios en la escarcha marciana (formada por hielo de dióxido de carbono). Las zonas «manchadas» que se pueden apreciar sobre todo en la parte superior del «rostro» han cambiado de forma debido al calor del Sol que causa la sublimación (cuando un sólido se convierte directamente en gas, sin pasar por la fase líquida) del dióxido de carbono, que a su vez erosiona el paisaje al arrastrar el polvo marciano al convertirse en gas. Esta erosión térmica es la misma que ha provocado que la «boca» sea más grande, y la «nariz», que constaba de dos depresiones circulares en 2011 ahora sea una sola, más grande y fusionada.

Otras fotos de la zona

Pero estas dos imágenes no son las únicas tomadas a esta formación. En 2007 se fotografió por primera vez y ya se notaron cambios sustanciales al capturar el lugar de nuevo en 2010. «HiRISE está monitoreando la capa de dióxido de carbono residual del polo sur de Marte para ver cómo cambia con el tiempo», explicaban entonces en un comunicado desde la Universidad de Arizona. «Parte de este terreno contiene muchos pozos, lo que le valió el sobrenombre de «terreno de queso suizo». Uno de nuestros puntos de seguimiento es sobre lo que parece una cara feliz. Si se observa de cerca, se pueden ver muchos cambios desde la primera foto. ¡Los pozos se han vuelto más grandes!», continúan.

A la izquierda, imagen tomada en junio de 2007; a la derecha, imagen tomada en diciembre de 2010
A la izquierda, imagen tomada en junio de 2007; a la derecha, imagen tomada en diciembre de 2010 – NASA / JPL / UArizona

Cuando se descubrió por primera vez que estos pozos o cuevas estaban creciendo, algunos investigadores apuntaron que podía ser una señal del efecto del cambio climático marciano. «Sin embargo, ahora sospechamos que el dióxido de carbono que se sublima (pasando directamente de un sólido a un gas) de las paredes del pozo se vuelve a condensar en las superficies cercanas, por lo que no hay una variación en la cantidad de dióxido de carbono», afirman.

Una misión duradera

Por su parte, la MRO es una de las naves espaciales más antiguas y duraderas de la NASA. La misión se lanzó en 2005, llegó a Marte en 2006 y ha estado monitorizando a nuestro vecino cósmico desde entonces. HiRISE es la cámara más potente jamás enviada a otro planeta y ha proporcionado una gran cantidad de imágenes, increíblemente detalladas, de las características del planeta rojo, como avalanchas en curso, el movimiento de las dunas o el propio paisaje marciano.

Una de las principales ventajas de las misiones tan largas es que son capaces de monitorizar los cambios en una misma zona. El equipo de HiRISE ha estado documentando esta «cara sonriente» durante más de una década, lo que significa que ahora podemos hacer una buena comparativa del lugar y observar su evolución. «Medir estos cambios a lo largo del año marciano ayuda a los científicos a comprender la deposición anual y la eliminación de las heladas polares, y monitorizar estos sitios durante períodos prolongados nos ayuda a comprender las tendencias climáticas a más largo plazo en el planeta rojo», afirmó Ross Beyer, co-investigador de HiRISE.

Fuente: abc.es

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