El Interferómetro del VLT (Very Large Telescope) de ESO llevó a cabo las observaciones más detalladas que se hayan hecho hasta el momento del polvo que rodea al gigantesco agujero negro del centro de una galaxia activa. En vez de encontrar el brillante polvo rodeando al agujero negro en form de toro (que es la forma geométrica de una rosca), como era de esperar, los astrónomos descubrieron que gran parte del polvo se encuentra encima y debajo del toro. Estas observaciones muestran que el polvo está siendo repelido del agujero negro hacia afuera en forma de vientos fríos, lo cual es un sorprendente descubrimiento que pone en jaque las teorías actuales y que nos revela cómo evolucionan e interactúan con su entorno los agujeros negros supermasivos.

Durante los últimos veinte años, los astrónomos han descubierto que casi todas las galaxias tienen un enorme agujero negro en su centro y que algunos de ellos crecen atrayendo materia de su entorno, creando así durante el proceso al objeto más energético del universo: los núcleos de galaxias activos. Las regiones centrales de estas brillantes centrales energéticas están rodeadas por un anillo en forma de rosca compuesta por polvo cósmico que es arrastrado del espacio circundante, algo parecido a lo que sucede cuando el agua forma un pequeño remolino alrededor del desagüe de un lavamanos. Y hasta ahora se creía que la mayor parte de la fuerte radiación infrarroja que provenía de los núcleos de galaxias activos se originaba en esas roscas. Sin embargo, nuevas observaciones de una galaxia activa cercana catalogada como NGX 3783, sorprendió a los astrónomos ya que pese a que el polvo caliente se encuentra en un toro tal y como esperaban, descubrieron grandes cantidades de polvo frío encima y debajo del toro principal.

El polvo recientemente descubierto forma una corriente de viento frío que sale del agujero negro. Este viento debe tener un rol importante en la compleja relación que existe entre el agujero negro y su entorno. El agujero negro satisface su feroz apetito alimentándose del material circundante, pero la intensa radiación que produce este proceso también parece estar eyectando material. Todavía no está muy claro cómo estos dos procesos se alían para permitir que los agujeros negros supermasivos crezcan y evolucionen en el interior de las galaxias, pero la presencia de un viento polvoriento le agregue una nueva pieza a este puzle. Los modelos de distribución del polvo y los que muestran cómo crecen y evolucionan los agujeros negros supermasivos deberán tener en cuenta, a partir de ahora, estos nuevos factores recién descubiertos.

Fuente: ESO

 

 

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