¿Qué es una pareidolia? Es una sensación que todos hemos experimentado alguna vez y sucede cuando nuestro cerebro no puede evitar conferir una identidad reconocible a cualquier forma de la naturaleza. Algunas de las más fantásticas pareidolias ocurren en el espacio y todas tienen una explicación que, por lo general, está muy lejos de lo que ha maquinado nuestra imaginación. Como la imagen de la portada, donde muchos dicen ver el rostro de Alfred Hitchcock perfilado en el semillero de estrellas NGC 3324, en la nebulosa de Carina, a 7.500 años luz de la Tierra. Allí se están formando miles de estrellas, y la intensa radiación ultravioleta de los jóvenes astros hace brillar las densas nubes de gas primigenio con vivos colores. La presión de la radiación, además, mueve las masas gaseosas y les confiere las formas más extrañas, incluso la de un rostro humano, forma que durará varios miles de años antes de deshacerse. Este «cameo» espacial del genial director británico fue captado con la cámara de campo profundo del telescopio MPG/ESO, en el observatorio de La Silla, en Chile.

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Entre los restos del Big Bang captados por la sonda Wilkinson Microwave Anisotropy Probe (WMAP) de la NASA, escondidas en el microondas cósmico, algunos dicen que es posible apreciar las iniciales SH, las de Stephen Hawking (tratándose del Universo no podría ser otro). En realidad, el equipo de la WMAP, utilizó en su día lo que parecían las iniciales del nombre del genial físico británico para llamar la atención sobre unas anomalías llamadas anisotropías, que han desconcertado a los físicos y han dado lugar a diferentes exóticas teorías. La cuestión es que si algo tan poco probable como las iniciales de Hawking pueden aparecer en el mapa cósmico, las posibilidades de dar con otros patrones extraños también pueden ser altas.

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El remanente de una supernova de 20.000 años de antigüedad conseguida con el Very Large Array (VLA) de Nuevo México (EE.UU.), uno de los observatorios radioastronómicos más importantes del mundo, proporciona esta magnífica pareidolia, una nube gigante que se asemeja al manatí de Florida. W50 es uno de los restos de supernova más gigantescos nunca vistos por el VLA. Con casi 700 años luz de diámetro cubre dos grados en el cielo, que es el lapso de cuatro lunas llenas. La enorme nube W50 se formó cuando una estrella gigante, situada a 18.000 años luz de distancia en la constelación del Águila, explotó como una supernova hace 20.000 años, enviando sus gases hacia el exterior en una burbuja en expansión. Por su parte, los manatíes de Florida, de unos 10 metros de largo y 500 kilogramos de peso, pasan gran parte del día descansando, muchas veces sobre la espalda con sus aletas cruzadas sobre su vientre, una estampa que se asemeja a la forma de W50. Además, muchos se lesionan con las hélices de los barcos, por lo que suelen tener profundas cicatrices similares a los arcos realizados por los chorros de gran alcance en el remanente de la W50.

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Esta pareidolia que nos regala la sonda Messenger, la primera en orbitar Mercurio, ha fotografiado lo que parece ser un humanoide tumbado sobre la superficie del planeta más próximo al Sol, cerca del cráter Caloris. El extraño personaje no es más que la forma de un viejo bloque encajonado en carbonita que se formó del material expulsado durante la formación del cráter hace 3.900 millones de años.

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Esta es, sin duda, una de las pareidolias más famosas y una de las que han dado lugar a más teorías disparatadas. Captada por la sonda Viking 1 en 1976, la «cara de Marte» mide unos 3 kilómetros de largo por 1,5 de kilómetros de ancho y está ubicada en la región de Cidonia. Hay quien quiso interpretar el hallazgo como la prueba de la existencia de una civilización extraterrestre, pero no es una recreación artificial. Sólo es una formación geológica natural, un sencillo montículo capaz de engañar nuestros sentidos.

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Hileras de árboles se alzan sobre la arena marciana cerca del polo norte del planeta. La fotografía podría engañar a los más crédulos, pero es que sin duda parecen árboles. La impactante y bellísima imagen fue tomada por HiRISE (High Resolution Imaging Science Experiment), una potente cámara de alta resolución a bordo de la misión MRO, actualmente en órbita de Marte. Pero no es más que una ilusión óptica. Lo que parecen árboles sólo son estructuras planas formadas por arenas basálticas que afloran a la superficie de las dunas y que se subliman en vapor debido a la acción de los rayos del Sol.

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La nebulosa Cabeza de Caballo es realmente espectacular. Parece un colosal caballito de mar en un océano de polvo y gas, por lo que es uno de los objetos cósmicos más observados por astrónomos profesionales y aficionados. Esta imagen fue tomada por el telescopio espacial Hubble de la NASA y la Agencia Espacial Europea (ESA), en infrarrojos. La nebulosa es parte de la nube molecular de Orión, ubicada a unos 1.500 años luz de distancia de la Tierra en la constelación de Orión. Es una de las regiones más cercanas y más fácilmente fotografiadas en las que se están formando estrellas masivas. Los astrónomos estiman que a la formación todavía le quedan unos cinco millones de años antes de que se desintegre completamente.

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Esta es probablemente la pareidolia más divertida y un buen ejemplo de cómo la cultura popular puede hacernos ver las cosas más prosaicas en los mundos más lejanos. En su día, los propios astrónomos de la misión Messenger de la NASA dieron a conocer la imagen con la pregunta «¿Alguien más piensa que esto se parece al Monstruo de las galletas (Cookie Monster)?». La curiosa fotografía muestra un gran cráter acompañado por otros dos más pequeños que, desde el aire, parecen ojos. Las cuencas fueron formadas probablemente por impactos de asteroides en el pasado del planeta.

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Este pingüino cósmico que parece cuidar de su huevo son, en realidad, un par de galaxias en interacción conocidas como Arp 142, que se han dado esta curiosa forma por la destructiva acción de la gravedad entre ellas. El ave gigantesca es la galaxia NGC 2936. Su antiguo bulbo galáctico forma su «ojo», alrededor del cual aún es posible ver donde antes se encontraban los brazos en molinete. Estos brazos alterados ahora dan forma al cuerpo del ave como rayas brillantes en azul y rojo en la imagen. La segunda galaxia, la galaxia elíptica NGC 2937, aparece como un óvalo blanco brillante, como si fuera un huevo. La imagen fue tomada por el telescopio espacial Hubble de la NASA y la Agencia Espacial Europea (ESA).

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Esta imagen todo un clásico, pero también un perfecto ejemplo de pareidolia. El gorila que parece estar dándose un tranquilo paseo por Marte no es más que una roca sin ningún interés aparte del geológico. La imagen fue tomada por el rover Opportunity en 2004. La fotografía de la roca puede verse en la web del Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL) de la NASA.

Fuente: ABC.es

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