Nuestro país, debido a sus excelentes condiciones climáticas y geográficas, es un lugar privilegiado para observar el cielo del hemisferio sur. El norte de Chile, y en especial el desierto de Atacama, dada su sequedad y la poca contaminación lumínica, cuenta con una gran cantidad de días al año de óptima visibilidad del cielo austral.

La primera actividad astronómica científica en Chile de la cual se tiene antecedentes ocurrió en 1849 con la llegada de James Melville Gillis a Santiago. Provisto de presupuesto para instalar un pequeño observatorio en el Cerro Santa Lucía, situó sobre una casa de madera los instrumentos y materiales de trabajos necesarios para realizar observaciones astronómicas, estableciendo así el primer centro astronómico de Sudamérica. Andrés Bello, rector de la Universidad de Chile, se interesó en la labor de este grupo de científicos y consiguió que algunos estudiantes de la universidad trabajaran en el proyecto. A su vez, y producto de un decreto dictado por el presidente Bulnes, se incorporaron al equipo tres profesores del Instituto Nacional: José Ignacio Valdivia, Francisco Fierro Talavera y Gabriel Izquierdo.

La misión terminó a principios de 1852, y uno de sus principales resultados fue la elaboración de un catálogo de estrellas situadas entre el polo sur y los 30 grados de latitud austral. Ignacio Domeyko, interesado por las investigaciones astronómicas que Gillis y su equipo realizaban en Chile, propuso en 1850 la compra del observatorio del Cerro Santa Lucía. Dos años más tarde, en 1852, y por medio de un Decreto del Presidente Manuel Montt, el Estado chileno adquirió el observatorio, inaugurado como el observatorio Observatorio Astronómico Nacional (OAN). Su primer director fue Carlos Guillermo Moesta, quien lo trasladó dos años después a la Quinta Normal de Agricultura. A partir del año 1927, el Observatorio pasó a formar parte de la Universidad de Chile, hito que marcó el inicio de la profesionalización y academización de la astronomía en nuestro país.

Por otra parte, a fines del siglo XIX, el astrónomo estadounidense William W. Campbell decidió instalar en Chile un observatorio con el fin de obtener las velocidades radiales de las estrellas brillantes. El lugar elegido para dicha investigación fue el Cerro San Cristóbal, donde se instaló en octubre de 1903 la cúpula, el telescopio, los espectrógrafos y las oficinas del centro de investigación. Dado el éxito de la misión, que logró catalogar la velocidad de aproximadamente de 10.000 espectros de estrellas australes, se extendió el plazo de trabajo de 3 a 24 años, finalizando la misión en 1927. Un año después de terminados los trabajos de William W. Campbel, don Manuel Foster Recabarren compró las instalaciones y las donó a la Pontificia Universidad Católica de Chile, institución que mantiene el Observatorio Astronómico Manuel Foster a su cargo hasta el día de hoy. El año 2010, debido a su gran valor histórico, este observatorio fue nombrado Monumento Histórico Nacional.

El Observatorio Astronómico sobre el Cerro San Cristóbal en el año 1925

A partir del año 1950, en gran medida gracias a la gestión del astrónomo y del entonces director del OAN, Federico Rutllant, comenzó un periodo de desarrollo sostenido para la astronomía en Chile. Este cambio se debió en parte a la divulgación a nivel mundial de las cualidades geográficas y climáticas de Chile, que situaron a nuestro país como un lugar ideal para instalar grandes observatorios. En este contexto importantes centros de investigación internacional establecieron observatorios en Chile. Entre estos destacaron el Observatorio Interamericano de Cerro Tololo, y el Observatorio La Silla, ambos inaugurados en 1969. Además dos de las instituciones astronómicas más importante del mundo, la Organización Europea para la Investigación Astronómica (ESO), y la Asociación de Universidades para la Investigación en Astronomía de Estados Unidos (AURA), instalaron sus observatorios en nuestro país.

Por su parte, el desarrollo académico de la astronomía en Chile se inició formalmente en 1965 con la creación del Departamento de Astronomía de la Universidad de Chile, dependiente de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas. Posteriormente durante la década de del 90 se sumaron a esta iniciativa la Universidad de Concepción y la Pontificia Universidad Católica de Chile.

A su vez, la astronomía ha concentrado importantes Premios Nacionales donde distinguidos científicos se han destacado por el desarrollo de importantes estudios, por su actividad docente, y por la creación de importantes centros de estudios.

Durante las últimas décadas se han instalado en nuestro país importantes observatorios y centros de investigación astronómica.

Fuente: memoriachilena.gob

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