Un equipo de investigadores de la Universidad de California en Berkeley acaba de confirmar que Marte está a punto de perder Fobos, uno de sus dos satélites. En efecto, Fobos, la mayor de las lunas de Marte (sus dimensiones son de 26,8 × 21 × 18,4 Km), está cayendo lenta, pero continuamente hacia el Planeta Rojo. Aunque su destino final no es el de chocar violentamente contra su superficie, sino que se romperá en miles de fragmentos que, con el tiempo, terminarán por convertirse en un anillo perecido a los que lucen Saturno o Urano.

Este inevitable destino, sin embargo, no es inminente, y tardará aún entre 20 y 40 millones de años en cumplirse. Una eternidad para el ser humano, pero un simple parpadeo en la escala de tiempo planetaria. Una vez formado, según los cálculos de los científicos, el anillo podría sobrevivir durante cien millones de años más antes de ser «reabsorbido» por Marte en forma de espectaculares lluvias de meteoritos. Todo un espectáculo para los astrónomos del futuro. Y para los miles habitantes que Marte, sin duda, tendrá para entonces.

En un artículo que acaba de aparecer en Nature Geosciences, Benjamin Black y Tushar Mittal han calculado el grado de cohesión de los materiales que forman Fobos, y la conclusión es que el satélite no resistirá las fuerzas de marea gravitatorias a las que estará sometido cuando se acerque más a Marte. En la actualidad, Fobos se encuentra apenas a 6.000 km, de la superficie marciana, lo que le convierte en el satélite más próximo a su planeta de todo el Sistema Solar.

¿Pero cómo se pasa de ser una luna a un simple anillo de escombros? Del mismo modo en que nuestra Luna tira de la Tierra en direcciones diferentes, provocando, por ejemplo, las mareas oceánicas, también Marte «tira» de forma diferente de las distintas partes de Fobos. Por eso, a medida que se vaya acercando al Planeta Rojo, y debido a que Fobos está muy fracturado y lleno de escombros, esos «tirones» gravitatorios terminarán desmembrándolo como si fuera una galleta que se hace pedazos, esparciendo migas y trozos por todas partes.

Los escombros de Fobos, rocas de varios tamaños y una gran cantidad de polvo, seguirán en órbita alrededor de Marte y se distribuirán rápidamente a su alrededor formando un anillo. Probablemente, los fragmentos de mayor tamaño caerán y terminarán chocando bastante rápidamente contra el planeta, pero la mayor parte de ellos seguirá en órbita durante millones de años antes de que, a su vez, les toque el turno de caer sobre Marte en forma de grandes lluvias de meteoritos. Para entonces, Deimos se habrá convertido en la única Luna del Planeta Rojo.

Los investigadores se fijaron en Fobos porque su destino es muy diferente al de la mayor parte de las lunas de nuestro Sistema Solar. «Mientras que nuestra Luna se está alejando de la Tierra en razón de unos pocos centímetros al año -explica Black- Fobos se acerca a Marte, también varios centímetros cada año, por lo que resulta inevitable o que se estrelle contra él, o que se rompa en pedazos. Una de nuestras motivaciones para estudiar Fobos fue, precisamente, averiguar a qué procesos se vería sometida una luna que se acerca cada vez más a su planeta». Algo que, además de Fobos, solo Tritón, la mayor de las lunas de Neptuno, está haciendo en todo el Sistema Solar.

En palabras del propio Mittal, «Si Fobos se rompe a una distancia equivalente a la mitad del radio de Marte, es decir, a unos 680 km. de altura, formaría un anillo realmente estrecho y compacto, comparable en densidad a uno de los anillos más masivos de Saturno. Pero con el tiempo se extendería hacia fuera y se iría haciendo más amplio, llegando a la parte superior de la atmósfera marciana en unos pocos millones de años, momento en el que empezaría a perder material, y a caer sobre Marte en forma de lluvia de meteoritos».

Pero si Fobos se rompiera más lejos de la superficie marciana, entonces el anillo podría sobrevivir durante unos cien millones de años antes de caer sobre el Planeta Rojo. Para los investigadores, el flamante anillo marciano podría ser observado desde la Tierra con un telescopio, aunque el auténtico espectáculo sería para los miles de humanos que para entonces, sin duda, estuvieran viviendo en Marte.

Fuente: ABC.es

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