Las pilas eléctricas han desempeñado un papel muy valioso en la historia de la física, la química y la industria. A medida que fueron evolucionando, aumentando su voltaje y sofisticación, facilitaron avances importantes en muchas aplicaciones eléctricas, desde la aparición de los sistemas de telegrafía hasta su uso en autos, cámaras, computadores y teléfonos.

Hacia 1780, el fisiólogo Luigi Galvani experimentó con ancas de rana observando que podía provocarles convulsiones cuando entraban en contacto con el metal. Realizaba conferencias donde mostraba a la gente cómo docenas de ancas de rana se agitaban sin control mientras estaban colgadas de unos ganchos de cobre unidos a un cable de hierro, como si fueran ropa tendida para secarse. La ciencia ortodoxa se avergonzaba ante semejantes prácticas, pero el espectáculo de aquel elenco de ancas flexionándose reportó a Galvani un éxito de taquilla mutitudinario en auditorios de todo el mundo. Galvani atribuía el movimiento de las ancas a la «electricidad animal». Sin embargo, Alessandro Volta, físico también italiano y amigo Galvani, creía que la explicación del fenómeno estaba en los distintos metales que Galvani usaba unidos mediante una sustancia húmeda y conductora. En 1800, Volta inventó lo que tradicionalmente se considera la primera eléctrica al apilar varios pares de discos de cobre y zinc alternos separados por un tejido empapado en agua salada. Cuando se conectaban los extremos superior e inferior de la pila voltaica con un hilo metálico, empezaba a circular corriente eléctrica. Para verificar que la corriente fluía, Volta tocaba los dos extremos con la lengua y experimentaba una sensación de hormigueo.

Una pila es, fundamentalmente, una lata lena de sustancias químicas que produce electrones. Si se conectan con un cable los polos negativo y positivo, los electrones producidos por las reacciones químicas fluyen de un polo a otro.

En 1859, el físico Gastón Planté inventó la pila recargable. Al hacer pasar la corriente a través de ella «en sentido contrario», logró recargar su batería de plomo y ácido. En la década de 1880 se inventaron, con gran éxito comercial, las pilas secas que utilizaban electrolitos (sustancias que contienes iones libres que las vuelven conductoras de electricidad) pastosos en lugar de líquidos.

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Fuente: El libro de la Física – Clifford A. Pickover

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