La nebulosa Roseta no es la única nube cósmica de gas y de polvo que evoca la imagen de una flor, pero es la más famosa. Al borde de un gran nube molecular que hay en la constelación de Monoceros, a unos 5.000 años luz de distancia, los pétalos de esta rosa son en realidad una guardería estelar con una forma simétrica y preciosa esculpida por los vientos y la radiación procedentes de su cúmulo central de estrellas jóvenes y calientes. Las estrellas de este cúmulo, catalogado como  NGC 2244, están a tan sólo unos pocos millones de años, mientras que la cavidad central de la nebulosa Roseta, catalogada como NGC 2237, tiene unos 50 años luz de diámetro.
Crédito de la imagen: Arno Rottal(Far-Light-Photography)

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