El satélite más extraño de todo el Sistema Solar es de color amarillo brillante. Esta fotografía, un intento de mostrar cómo aparecería Io en los colores reales perceptibles por los ojos humanos, fue hecha en julio de 1999 por la sonda Galileo que orbitó Júpiter de 1995 a 2003. Los colores de Io provienen del azufre y de las rocas de silicato fundido. La insólita superficie de esta luna se mantiene muy joven debido a su sistema de volcanes activos. La intensa gravedad de marea de Júpiter estira Io y amortigua las oscilaciones causadas por otros satélites galileanos de Júpiter. La fricción resultante calienta considerablemente el interior de Io y provoca que la roca fundida explote sobre la superficie. Los volcanes de Io son tan activos que, efectivamente, están transformando el interior del satélite. Parte de la lava volcánica es tan caliente que brilla en la oscuridad.

Crédito Imagen: Galileo Project, JPL, NASA

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