Gracias a nuevas observaciones realizadas con el conjunto ALMA (Atacama Large Millimeter/submillimeter Array), ubicado en el Llano de Chajnantor en el Desierto de Atacama en Chile, los astrónomos obtuvieron la mejor visión conseguida hasta ahora de una gigantesca estrella en pleno proceso de formación en el interior de una nube oscura. Este «útero estelar» tiene más de 500 veces la masa del Sol y es el más grande encontrado hasta el momento en la Vía Láctea y sigue creciendo. La estrella embrionaria que está al interior de la nube devora ávidamente el material que cae hacia el interior. Se cree que la nube dará a luz a una estrella muy brillante con más de 100 veces la masa del Sol.

Las estrellas más masivas y brillantes de la galaxia se forman en nubes frías y oscuras, pero el proceso no sólo está envuelto en polvo, sino que también en un halo de misterio. Hay dos teorías sobre cómo se forman estas estrellas. Una sugiere que la oscura nube parental se fragmenta, creando varios núcleos pequeños que colapsan por sí mismos y que eventualmente forman estrellas. La otra teoría es un poco más dramática, ya que sugiere que toda la nube empieza a colapsar hacia el interior, con material que se precipita hacia el centro de la nube formando una o varias bestias estelares masivas.

Gracias a ALMA el equipo de astrónomos pudo ver en detalle tanto la cantidad de polvo, como el movimiento del gas que se desplaza hacia el interior de la nube oscura, descubriendo así a este embrión verdaderamente gigante. Nicolas Peretto, líder del equipo, señaló que «Las extraordinarias observaciones de ALMA nos permiten obtener la primera visión realmente profunda de lo que estaba ocurriendo en el interior de esa nube. Queríamos ver cómo se forman y cómo crecen estas estrellas gigantescas, ¡y sin duda lo hemos conseguido! Una de las fuentes que hemos encontrado es inmensa – el núcleo protoestelar más grande de todos los que se han localizado hasta ahora en la Vía Láctea».

Este núcleo (que vendría a ser como el «útero» que alberga al embrión de la estrella) tiene unas 500 veces la masa del Sol girando en su interior y las observaciones de ALMA muestran que hay mucho más material fluyendo todavía hacia el interior e incrementando todavía más la masa. Finalmente, este material colapsará, formando una estrella joven de más de 100 veces la masa de nuestro Sol, lo que la transforma en una bestia estelar muy poco común, ya que sólo una de cada 10 mil de todas las estrellas de la Vía Láctea alcanzan esa cantidad de masa. Pero además de ser estrellas poco usuales, tienen un nacimiento extremadamente rápido y una infancia muy corta, por lo que encontrar un objeto tan masivo en una etapa tan temprana de su evolución es un resultado espectacular.

Fuente: ESO

 

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