El helicóptero Ingenuity de la NASA estuvo el pasado sábado 22 de mayo más cerca que nunca de estamparse contra el suelo de Marte. El dron, en una demostración tecnológica, realizaba su sexto vuelo de prueba cuando un error de navegación hizo que comenzara a tambalearse y moverse de forma errática. Por fortuna, el aparato logró reconducir el vuelo y aterrizar de forma segura. Es su primer fallo importante desde su primer despegue el 4 de abril.

El sexto vuelo, no previsto inicialmente en el programa, estaba diseñado para demostrar las capacidades de imágenes aéreas del dron. Ingenuity debía subir a una altitud de 10 metros para después trasladarse 150 metros al suroeste a una velocidad sobre el suelo de 4 metros por segundo. En ese punto, debía desplazarse 15 metros hacia el sur mientras tomaba imágenes hacia el oeste, luego volar otros 50 metros hacia el noreste y aterrizar.

La telemetría del vuelo muestra que el primer tramo de 150 metros se realizó sin problemas. Pero hacia el final de esa etapa, sucedió algo: el helicóptero comenzó a ajustar su velocidad y a inclinarse hacia adelante y hacia atrás en un patrón oscilante, según informa Håvard Grip, piloto jefe del Ingenuity en el Laboratorio de Propulsión a Reacción (JPL) de la NASA. Este comportamiento persistió durante el resto del vuelo. Antes de aterrizar de manera segura, los sensores a bordo indicaron que el helicóptero se había balanceado más de 20 grados y sufrido picos en el consumo de energía.

Una sola imagen

El problema se produjo aproximadamente 54 segundos tras el despegue, cuando un error de la cámara de navegación hizo que se perdiera una sola imagen y, lo que es aún peor, que todas las imágenes posteriores se entregaran con marcas de tiempo inexactas. A partir de ese momento, cada vez que el algoritmo de navegación realizaba una corrección basada en una imagen, estaba operando en base a información incorrecta sobre cuándo se tomó. Las inconsistencias resultantes degradaron significativamente la información utilizada para volar el helicóptero, lo que llevó a las grandes oscilaciones.

A pesar de encontrar esta anomalía, Ingenuity pudo mantener el vuelo y aterrizar de manera segura en la superficie dentro de aproximadamente 5 metros del lugar de aterrizaje previsto. Según Grip, esto fue posible gracias a que Ingenuity fue diseñado para tolerar errores importantes sin volverse inestable, incluidos los de sincronización. Otra decisión de diseño, la de ignorar las imágenes de la cámara durante los momentos finales del vuelo, también contribuyó a un aterrizaje seguro.

Para el tecnólogo, si bien el vuelo descubrió una vulnerabilidad de sincronización que ahora tendrá que abordarse, también confirmó la solidez del sistema. Los datos del sexto vuelo se analizarán para saber más sobre cómo sobrevolar Marte de manera segura. En el futuro, este tipo de drones podrían servirnos para explorar lugares ahora imposibles o para trasladar equipos en caso de una futura colonia humana en el planeta rojo.

Fuente: abc.es

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