Hace 400 años, Galileo Galilei hizo rodar unas bolas por una pendiente (no desde la torre inclinada de Pisa, como cuenta la leyenda), sentando las bases del llamado principio de equivalencia, que dice que la gravedad acelera todos los objetos de igual manera independientemente del valor de sus masas o el material con el que estén hechos. Es decir, que si tiramos una pelota de hierro y otra de goma desde un tercer piso, tocarán el suelo exactamente al mismo tiempo. Ahora, este principio, fundamental en la Física moderna y pilar de la teoría general de la relatividad desarrollada por Albert Einstein en 1915, acaba de pasar con éxito su prueba definitiva. Ha sido demostrado en el espacio por primera vez.

Científicos de diferentes países europeos han reproducido el experimento en el satélite MicroSCOPE (Drag-Compensated Microsatellite for the Observation of the Equivalence Principle), lanzado en mayo de 2016 desde la Guayana francesa por el centro francés de estudios espaciales CNES. La prueba tiene una precisión cien veces superior a cualquier otra anterior realizada en nuestro planeta, al no estar sometida a las vibraciones terrestres.

El satélite contiene un par de cilindros de unos pocos centímetros de largo. El exterior está hecho de una aleación de titanio y aluminio, mientras que el interior está compuesto de platino y rodio, mucho más densos. A medida que la sonda orbita la Tierra, los cilindos están en caída libre continua. Unos sensores electrostáticos monitorizan su posición y los mantienen centrados aplicando un voltaje. Como el satélite traza una órbita de 1,5 horas de duración, la diferencia entre los dos voltajes aplicados indicaría que uno de los cilindros está cayendo ligeramente más rápido que el otro, lo que señalaría una violación del principio de equivalencia.

Sin discrepancias

Pero eso no sucedió. Después de más de 1.500 órbitas, el equipo de MicroSCOPE no encontró discrepancias en la aceleración de las dos pequeñas masas, según publican en un documento aceptado en la revista Physical Review Letters y del que se hace eco la web de la revista Science. Pero todavía no está todo dicho. El satélite realizará otras 900 órbitas antes de que la misión finalice el próximo año, con el objetivo de confirmar el principio de equivalencia con una precisión máxima de diez a la menos quince.

Los científicos buscan con ahínco cualquier violación de ese principio porque la más mínima diferencia revelaría la existencia de nuevas fuerzas de la naturaleza que supondrían una revisión de nuestra actual teoría sobre la gravedad. Pero, de momento, las mediciones siguen apostando por Einstein y, como ocurre tantas veces, no parece que el genio vaya a ser refutado con facilidad.

Fuente: abc.es

 

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