Neptuno, el planeta más remoto del sistema solar, tiene una luna que hasta ahora había pasado desapercibida. Bautizada Hipocampo, la ha descubierto una investigación liderada desde el instituto SETI, en Mountain View (EE.UU.), a partir imágenes del telescopio espacial Hubble. Se trata del satélite más pequeño de Neptuno y su inusual órbita aporta nuevas pistas sobre el turbulento pasado de la región del sistema solar dominada por los planetas gigantes. El hallazgo se publicó en la revista Nature.

Con Hipocampo, el número total de lunas de Neptuno asciende a 14. Al igual que otros planetas gigantes, Neptuno tiene a su alrededor un complejo sistema de anillos y satélites. Su luna más grande, Tritón, descubierta pocos días después del propio planeta, domina el sistema. Entre Neptuno y Tritón se encuentran las lunas interiores. Hasta hace poco, sólo se conocían seis de ellas, descubiertas por la sonda Voyager 2 cuando sobrevoló el sistema en 1989; en aquel momento, Hipocampo pasó desapercibida.

Los investigadores liderados por Mark Showalter, del instituto SETI, estaban estudiando los anillos neptunianos, situados entre el planeta y las lunas interiores, cuando por casualidad hallaron un punto inesperado en una imagen del telescopio Hubble. Para discernir si podía ser una nueva luna, recopilaron más imágenes de entre 2005 y 2009. Pero entre la Tierra y Urano hay más de 4.000 millones de kilómetros, y fotografiar un objeto de unos pocos kilómetros a esa distancia sin que quede borroso es prácticamente imposible. La esquiva luna seguía eludiendo a las cámaras.

Imagen del telescopio Hubble en la que el equipo de Showalter descubrió a Hipocampo por primera vez (Mark R. Showalter, SETI Institute)

“No fue hasta 2013 que dimos con la técnica especializada de procesamiento de imágenes que necesitábamos para detectar un objeto tan pequeño en las imágenes del Hubble”, declara Mark Showalter por correo electrónico. El truco fue aplicar algoritmos para transformar las imágenes moviendo los píxeles donde, según los cálculos de Showalter, debía encontrarse la luna en cada una de ellas. Luego las combinaron y simularon un tiempo de exposición más largo del real. Eso permitió distinguir el satélite de las estrellas de fondo sin que se volviera borroso por el movimiento, algo que habría ocurrido si el Hubble hubiera aumentado realmente el tiempo de exposición.

Showalter y su equipo anunciaron su hallazgo de forma preliminar en 2013. “Después, obtuvimos nuevas imágenes del Hubble en 2016 para confirmar el descubrimiento”, relata. Los nuevos datos han permitido determinar que Hipocampo mide unos 35 kilómetros de diámetro, un tamaño comparable al de la ciudad de Berlín. Completa una órbita cada 23 horas, a unos 105.000 kilómetros de Neptuno y a tan sólo 12.000 kilómetros de Proteo, la segunda luna más grande y la última de las lunas interiores antes de Tritón. Los investigadores la han bautizado en honor a las criaturas marinas mitad caballo y mitad pez que acompañaban a Poseidón, el equivalente griego de Neptuno, el dios romano de los océanos.

Comparación del tamaño de las siete lunas interiores de Neptuno. Hipocampo, con tan sólo 35 kilómetros de diámetro, es diminuta al lado de Proteo (Mark R. Showalter, SETI Institute)

“Igual que todos los planetas gigantes, Neptuno probablemente tenía un sistema de lunas y anillos en el momento en el que se formó. Sin embargo, ese sistema fue destruido cuando Neptuno capturó a Tritón”, explica Showalter. Se piensa que Tritón era en realidad un planeta enano procedente del cinturón de Kuiper. Con su llegada a Neptuno, hace unos 4.000 millones de años, provocó un alud de colisiones que arrasó el sistema de satélites. “Las lunas que vemos hoy probablemente se formaron a partir de los pedazos que quedaron de la destrucción de las lunas originales”, añade el investigador del SETI.

Sin embargo, la historia de Hipocampo podría ser algo más compleja, según indica de la corta distancia que la separa de Proteo. De hecho, Proteo está mellada por un gigantesco cráter de 230 kilómetros de diámetro, más de la mitad del diámetro de la propia luna. Showalter y su equipo teorizan que Hipocampo se formó precisamente a partir del material que expulsó al espacio la violenta colisión que formó el cráter de Proteo.

“Se ha sospechado desde los ochenta y los noventa que las lunas interiores de todos los planetas gigantes han sido destruidas múltiples veces por impactos de cometas”, explica Showalter. “Para nosotros, este descubrimiento es particularmente interesante porque parece confirmar una idea que ha existido desde hace mucho”.

“Las evidencias que se aportan para concluir que Hipocampo se formó a partir de restos eyectados de un impacto sobre Proteo indican que las colisiones catastróficas eran frecuentes en el entorno de Neptuno y apoyan la hipótesis de la migración del sistema hacia el exterior y la captura del satélite Tritón”, valora Olga Prieto, investigadora del Centro de Astrobiología (CSIC-INTA), que no ha participado en el trabajo. “Es un momento especialmente acertado para publicar datos sobre el sistema de Neptuno, ya que la NASA y la Agencia Espacial Europea (ESA) están estudiando la idea de lanzar una misión a los gigantes de hielo en un futuro cercano”, recuerda Prieto.

La técnica de análisis de imágenes que ha desarrollado el equipo podría aplicarse para descubrir otros objetos pequeños en el sistema solar o incluso exoplanetas de otros sistemas, según afirman los investigadores.

Fuente: lavanguardia.es

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